domingo, 15 de febrero de 2015

Monasterio de San Bartolomé de Lupiana



Tras varios minutos dedicados a pensar qué título quería darle a este segundo post, he decidido que, simplemente, sería empleando unas de las palabras que más repito en los últimos meses. Y es que cuando pienso en ese "nombre", vienen tantas cosas a mi cabeza que es imposible resumirlas en una sola línea.

¿Qué es el Monasterio de San Bartolomé de Lupiana? Para mí representa multitud de cosas, de sentimientos, de planes, de ilusiones, pero, si tuviera que hacer una presentación a alguien que partiera de cero, diría que es aquel lugar que hemos escogido para seguir con la celebración una vez finalizada la ceremonia, aunque esta definición, debo aclarar, me parece que se queda corta... Siguiendo con la presentación formal, se trata de un Monasterio ubicado en Lupiana, justo al lado de Guadalajara, fundado por la Orden Jerónima en el siglo XIV. Hoy en día, en manos privadas desde la Desamortización de Mendizábal (más de uno estará pensando en las clases de Historia en Bachillerato... jaja).

Lo primero que Antonio y yo empezamos a buscar, por el mes de Julio del año pasado, fue el sitio que seguirá, llegado el día, a la Iglesia. Sí, por sorprendente que parezca, el orden de elección fue éste, ¡no se muy bien por qué! Habíamos visto varias fincas de Madrid en Internet pero ninguna acaba de cuadrarnos... y fue, precisamente, en una boda (ya que estás allí hablas de lo propio, ¡de otras bodas! jeje), dónde nos hablaron del Monasterio de Lupiana y, más que hablar, nos lo recomendaron. La verdad es que me faltó tiempo para, a la mañana siguiente, recuperada de trasnochar y habiendo dejado atrás la fiesta y la barra libre, meterme en Google y escribir: "Monasterio de Lupiana".

Recuerdo que le dije a Antonio: "¡mira, mira!, ¡qué pasada!"... y... a los pocos días estábamos llamando para concertar una cita....

Iba en el coche, todo sea dicho, muy nerviosa... ¿me gustaría? ¿qué sentiría allí? ¿sería "nuestro lugar"? De repente, un cartel que nos desviaba de la carretera y nos introducía en un camino marcado por árboles... y más adelante, allí estaba...


Desviación en la carretera hacia el Monasterio

Camino hacia el Monasterio

Monasterio de Lupiana
Me quedé, como diría alguna amiga mía, atónita... "Tranquila", me dije, ¡había que verlo por dentro! Abrimos un portón de madera, esperamos mientras nos comían las ganas de ver y nos asomábamos por los rincones, y, poco después, vinieron a atendernos y, por fin, entramos. Superó nuestras expectativas... precioso, indescriptible, mágico...

Cómo imaginaréis, nos encantó. Los dos tuvimos la misma sensación, que ese lugar nos describía, nos hacía recordar viajes que hemos hecho, sitios que hemos visitado, conversaciones que hemos tenido...Era... diferente y único. Lo notamos en nuestras miradas.

Salimos de allí, pusimos los pies en la tierra en el trayecto de vuelta y acordamos mirar otras fincas, palacios o conventos. Lo cumplimos, visitamos un par de sitios más pero, nada, nada superaba lo que en el Monasterio de Lupiana habíamos sentido. Con lo cual, no nos costó mucho tomar la decisión. ¡Creo que a finales de Agosto ya estaba todo claro!

El hecho de que esté ubicado en Guadalajara nunca nos importó. Nuestra relación ha estado marcada desde un principio por la necesidad de que el hecho de pertenecer a dos ciudades diferentes, Madrid y Toledo, no fuera un problema; por un poquito más de 70 kilómetros de separación entre nuestras casas; por continuos viajes, primero en metros y autobuses (con sus más de dos horas de ida y otras dos de vuelta) y luego (¡menos mal!), cuando ya tuvimos, en coche, que hizo que esos tiempos se redujeran a una horita; por caminatas en pleno agosto por las calles de alguna de esas dos ciudades cuando, estando en la universidad, no teníamos un duro para pasar las tardes de otra forma pero queríamos aprovechar cada minuto de nuestra "estancia" en la ciudad que nos acogía; por plannings milimetrados de fines de semana que nos permitan compatibilizar, disfrutar cada uno de nuestros amigos, de nuestra familia, de nuestro ocio,  y, también, compartir todo ello juntos... Sin olvidar que hace ya casi tres años decidimos compartir las tareas y obligaciones domésticas de la convivencia, ¡con lo que ello conlleva! (aunque, está claro, merece, y mucho, la pena).

Supongo que todo eso nos ha hecho darnos cuenta de que no importa el lugar, sino la persona, y de que puedes crear "tu sitio perfecto" del espacio más inesperado...

A partir de ahí, de haber tomado la decisión, tuvimos una reunión con la persona que lo gestiona (un encanto; el trato no puede ser mejor); más tarde, una segunda visita con nuestros padres porque su opinión nos importa (y ya de paso, hicimos las presentaciones entre los consuegros, jaja), después, conseguimos la reserva de nuestro día y ¡aquí estamos! ¡Elección de lugar de celebración hecha!

Soy consciente de que os vamos a hacer ir hasta Guadalajara pero, de verdad, creedme que no es tanto camino y que merece la pena... Ya estamos planeando, quizá, una preboda el día anterior pero no hay nada decidido... son cosas que rondan nuestra cabeza... ¡Lo que es seguro es que, para quien quiera, os buscaremos hoteles buenos y baratos y tendréis un servicio de autobuses estupendo!

No se me ocurre mejor manera que acabar que enseñándoos algunas fotos más... ¡espero que os guste tanto como a nosotros!



Jardines


Jardines

Claustro


Claustro

Antigua Iglesia

 Besitos,
María

3 comentarios:

  1. Eso es ponerle ilusión a algo! Va a ser una boda preciosa, no me cabe duda. Me encanta verte así de feliz 😃

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  2. Eso es ponerle ilusión a algo! Va a ser una boda preciosa, no me cabe duda. Me encanta verte así de feliz 😃

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